Robots empáticos, apps que refuezan las relaciones sociales, mascotas digitales, compañeros holográficos… La innovación se lanza a combatir un mal agudizado por el Covid y que ha aumentado un 50%.
Campañas como `Soy mayor, no idiota´deja en evidencia la importancia de proyectos digitales que no dejen fuera a los usuarios en una España que se enfrente a un envejecimiento creciente.
La llaman la epidemia silenciosa del siglo XXI. La soledad preocupa a los gobiernos a nivel global, de hecho Japón o Reino Unido han creado unos ministerios enfocados a este mal. Y a ello se une una pandemia que ha dejado en evidencia la necesidad de recursos para paliar el problema creciente de una soledad no deseada, donde la innovación puede ser una aliada, siempre que recordemos la advertencia de Christian Lous Lange, premio Nobel de la Paz: «La tecnología es un sirviente útil, pero un jefe peligroso».
Para Mariló Pérez, psicóloga sanitaria en El Prado Psicólogos, «la soledad es un sentimiento que surge de la experiencia subjetiva de falta de conexión con los demás. Por tanto, no se trata simplemente del hecho de no poder estar cerca de los seres queridos, sino que se basa en un sentimiento de vacío y de falta de pertenencia, que puede ir ligado a una carencia real de oportunidades o no, ya que hay personas que a pesar de tener relaciones sociales se sienten solas».
Y puede tener grandes consecuencias para la salud, aumenta el riesgo de padecer enfermedades, cardiovasculares, puede disminuir la eficacia del sistema inmunológico y aumenta el riesgo de padecer depresión, por lo que resulta necesario prestarle atención.
«crear valor con la tecnología implica satisfacer las necesidades de la persona yla personalización de los servicios. La reciente campaña `Soy mayor, no idiota´, es un claro ejemplo de ese cisma, con una tecnología que deja fuera a un grupo de personas», señala Manuel Amayones
Es un fenómeno que no se focaliza solo en los mayores. Manuel Armayones, director de la cátedra UOC-Cocemfe, aclara que no podemos hablar de soledad, sino de soledades. El ‘Informe España 2020’ de la Universidad Pontificia Comillas señala que el problema en España ha crecido un 50% . Además, se han sentido solos el 14,7% de los mayores de 60 años, el 18% de quienes tienen entre 30 y 60 años, y el 31% de los menores de 30. Por eso, «crear valor con la tecnología implica satisfacer las necesidades de la persona y la personalización de los servicios. La reciente campaña `Soy mayor, no idiota´, es un claro ejemplo de ese cisma, con una tecnología que deja fuera a un grupo de personas», señala. La realidad es que en el año 2033 España contará con 49 millones de habitantes, de los que uno de cada cuatro tendrá 65 años o más, según el INE.
Para Vicente Traver, investigador de la Universidad Politécnica de Valencia, «estamos ante una oportunidad histórica no solo para dar un servicio a una parte de nuestra sociedad, que se lo merece, sino que además puede darnos una ventaja competitiva para escalar soluciones de empresas, tanto grandes como pequeñas y transferir conocimiento a otros países».
Radio oyente
En esa línea, Traver apunta que «la radio siempre ha hecho mucha compañía y con ese símil se bautizó al proyecto Dial, un asistente virtual de voz que lleva a cabo una escucha activa de la persona mayor, identificando si está viviendo un momento de soledad. Es entonces cuando de forma proactiva, Dial le habla y también le facilita que pueda contactar con sus familiares o amigos cuando el mayor no es muy ducho en tecnología». No solo interpreta los silencios, también recoge en su sistema en qué otros momentos un usuario se siente más a gusto o cómodo y trata de revivirlos con él.
El proyecto está financiado por un consorcio multidisciplinar de identidades público-privadas, bajo la coordinación del grupo Sabien-Itaca, de la universidad. Se llevaron a cabo talleres de codiseños con personas mayores para la creación del dispositivo se adapte realmente a las necesidades. Los diseños hardware están en código abierto de tal forma que puedan ser replicados por otras partes para favorecer la integración de todos.Traver explica que con los actuales asistentes virtuales hay un problema con la privacidad de los datos y en Valencia muchas personas mayores hablan en valenciano, cosa que no contemplan los asistentes.
«Ante todo, el objetivo es incentivar las relaciones sociales 1.0 y no generar una jaula dorada», afirma Traver. El otro proyecto es `Healthy Loneliness´, soledad saludable , es un proyecto europeo para abordar la soledad a través de actividades educativas. Y están trabajando con otras poblaciones, como los viudos expuestos a la soledad.
Un ángel de la guarda
En el ámbito de los mayores también se mueve el caso de Durcal, que no es solo el nombre de una cantante o una localidad de Granada, aunque se bautizó así aposta para que fuese fácil recordar el nombre del dispositivo. Las soluciones que existen en el mercado eran muy caras, o resultan estigmatizantes, como el botón rojo de la Cruz Roja, que algunos mayores llaman ‘la medalla del inútil’. Mientras, Durcal es una app de cuidado familiar que cuenta con un reloj inteligente que pasa desapercibido y tiene localizador GPS y teleasistencia permanente.
Si el usuario necesita ayuda puede pulsar el botón y el reloj tiene un micrófono integrado y la central de emergencias va a llamar directamente a través del reloj. Monitoriza su salud y tiene asistencia anticaídas. Gemma Escribano, directora de marketing, explica que surgió porque el CEO tiene una abuela que quería envejecer en casa, «cada vez más la gente mayor quiere hacer esto y es una forma de acabar con la soledad sabiendo que hay alguien que está velando por ellos. Ésa es una de las razones por la que la gente mayor esté comprando el reloj, cuando inicialmente creían que serían los familiares los que lo pedirían.
Embajadores de barrio
Para acabar con ese aislamiento que genera soledad podría bastar con que alguien llamase a la puerta para pedir algo de sal, y si esto pudiese hacerse de manera virtual la idea de comunidad podría viralizarse. Así, Nextdoor es un servicio de redes sociales hiperlocal para los vecindarios. Joana Caminal, responsable de Nextdoor en el sur de Europa, detalla que «es una plataforma que lo que quiere es conectarte con tu barrio, asociaciones, tiendas, eventos o vecinos que hasta ahora no conocías, pero que están dispuestos ayudarte. Le damos mucha importancia a que lo que pase online tenga una traducción offline, que da vida y piernas a Nextdoor.
Y uno de los proyectos con más ilusión es el de `Cuenta conmigo´, en el que pivota la ayuda al otro y donde la salud mental juega un papel esencial». Disponen de expertos que ayudan a entender qué hacer cuando nos sentimos mal. Entre las opciones hay un muro de noticias, grupos que hacen distintas actividades salir a bailar o aprender un idioma o compartir una escalera o un taladro. Y el mapa solidario para los que quieren prestar ayuda o recibirla.
Caminal señala que más del 90% de vecinos de Nextdoor quieren ayudar a otros , y más del 50% de usuarios han pasado por situaciones de vulnerabilidad y se han sentido solos, no únicamente mayores, también jóvenes. Pero las personas de la tercera edad están expuestas a una marginalidad llamativa. Su proyecto está en el 90% de las ciudades principales.
«Tenemos la historia de María Eugenia de Embajadores que ha formado en un grupo de más de 50 personas que se van al cine, a la montaña o quedan para cenar juntos. Ha sido la puerta para crear una “gran familia” que se reúne semanalmente. Lo que hemos visto es que hay muchas ganas de barrio. Los grupos son lo más relevante en Nextdoor y se traducen en la vida real con relaciones a largo plazo. La pandemia ha creado un alerta sobre el tema de la soledad, pero sería algo que podríamos desaprender pasada la pandemia, pero está en nosotros tener la última palabra», comenta Caminal.
El huevo o la gallina
Sobre ese escenario se pronuncia Manuel Armayones, investigador del eHealth Center de UOC: «No sabemos cuál es la relación entre la soledad y la tecnología, ¿es parte de la solución o es parte del problema? Las personas que se sienten solas van a redes sociales, o cuando están en redes sociales se sienten solas. Estamos en una sociedad en la que si no quieres ver a nadie existen ya herramientas para ello». El problema se duplica cuando hablamos de discapacitados, y con problemas de accesibilidad. Cien mil personas se quedan en casa solas porque son mayores o no tienen quien les ayude. «Tengo curiosidad de qué nos deparará el metaverso para los casos de soledad, y tengo mi sospecha de que no los hará más felices. Mi receta, es ir cada vez más hacia modelos híbridos», dice Armayones, donde lo humano y lo digital se complementen de fomra eficiente.
El pasado diciembre ocho fundaciones, empresas y entidades sociales han constituido un plan piloto. Forman parte de esta iniciativa: Aigües de Barcelona, Fundación “la Caixa”, Capgemini España, Fundación Cellnex, la Cruz Roja, Fundación Pimec, Fundación Tecnologías Sociales TECSOS y Vodafone. Los portavoces establecen que el aislamiento social y la soledad no deseada generada por la falta de apoyo continuado o de acceso a servicios comunitarios por la falta de recursos o habilidades, es una problemática social poliédrica que provoca situaciones de vulnerabilidad y riesgos en determinados colectivos como parados, inmigrantes, familias monoparetales, vítimas de violencia de género o enfermos crónicos.
Entre las soluciones tecnológicas más llamativas, está Freebirdclub, una web que funciona como Airbnb para mayores de 50. A través de esta app, que todavía no ha llegado a España, pueden alquilar habitaciones disponibles en sus casas, reservarlas e, incluso, alquilar la vivienda entera. Para Antonio Caballer, profesor de psicología en la Universidad Jaume I y coordinador del proyecto Serena, otro colectivo a destacar es la soledad de los cuidadores de gente mayor, su trabajo es tan intenso que favorece esa sensación de estar quemado. La aplicación OkEnCasa de Iñigo Kortabitarte, alerta de una sobrecarga del cuidador, la finalidad es cuidar de quienes cuidan. Los usuarios tienen acceso a especialistas en cuidado familiar.
Y entre los proyectos que abordan distintos cuadros de gravedad de la soledad está proyecto STOP (Suicide Prevention in Social Platforms) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona. Su objetivo es buscar y analizar patrones de conducta suicida en textos y actividades en Twitter, consiguiendo un 85 % de precisión.
Ocurrencias avanzadas las tiene Kaname Hayashi, creador del robot humanoide Pepper. Analiza el tono de voz y la posición de la cabeza de la persona con la que está hablando reconociendo su estado de ánimo. Puede hablar con los pacientes en 21 idiomas, mostrarles música, vídeos y audios para entretenerlos y acompañarlos si tienen algún problema de movilidad. En residencias británicas redujo la soledad. Y en el CES de Las Vegas causaron furor los Lovots del mismo creador, la fusión de los robots y el amor (love), un avanzado sustituto para las mascotas. Puede generar sonidos gracias a cuerdas vocales artificiales y sus ojos le permiten fijar la mirada, parpadear, y reconocer emociones. No trabaja para las personas su inalidad es tener una fnción reconfortante para los usuarios,
Un estudio de Oracle desvelaba que ya el 82% de personas confía en que las máquinas inteligentes pueden ayudar a gestionar la salud mental mejor que los seres humanos
Japón es el primer país que se está enfretando antes que nadie al envejecimiento masivo de la población y a un problema de soledad creciente, así la ciudad de Kobe para solventar el problema de las personas que sufren ansiedad por las interacciones sociales y los `hikikomori´, que son personas en aislamiento extremo, han propuesto Ori-Hime, para que sea un alter ego de las personas que no pueden salir de casa.
Estar un paso por delante es algo que practica el futurista Rafael Martínez Cortiña, miembro del comité científico de la publicación tecnológica ‘Telos’. Destaca que «un nuevo concepto es lo que llamo tecnoemociones. Son las que han pasado por el filtro de la tecnología, como la posibilidad de enamorarme o sentirme acompañado de una tecnología». De hecho señala que un estudio de Oracle desvelaba que ya el 82% de personas confía en que las máquinas inteligentes pueden ayudar a gestionar la salud mental mejor que los seres humanos.
Algunos de los trabajos más destacables a nivel internacional son Xiao Ice, un chatbot spin-off de Microsoft, capaz de mantener relaciones afectivas con las personas. Sus usuarios ya suman nada menos que el 10% de la población mundial. Otro es Replika, app creada por la rusa Eugenia Kuyda, en la que el usuario customiza a un amigo virtual para que conozca sus gustos. Ha conseguido prevenir suicidios. O el llamativo caso de Azuma Hikari, una novia holograma, de Gatebox. Y Paro es una foca robot para personas que sufren soledad y tienen demencia, con lo cual no pueden tener animales reales porque pueden olvidar darles de comer o sacarlos.
Con todas estas posibilidades Traver apunta «en el futuro se requerirán estrategias claras de qué queremos y cómo, tanto a nivel de entidades públicas como privadas, y una mayor concienciación de la sociedad de que esto es un problema serio, y la tecnología puede jugar un papel clave». Siempre y cuando, parafraseando a Henry David Thoreau, no terminemos siendo herramientas de nuestras herramientas.