Un grupo de expertos encabezados por Elon Musk ha propuesto una pausa de seis meses en la IA
Un buen día ChatGPT llegó a nuestras vidas. En ese momento una inteligencia artificial (IA) era capaz de hablar con nosotros, responder a nuestras preguntas y responder órdenes sencillas y algo más complejas.
En apenas unos meses esa IA ha entrado de lleno en cualquier tecnología que se precie. Microsoft la ha implementado en Office, Google presentó Bard y hasta China tiene pensado poner en marcha su propia IA.
Si Sam Altman, director de Open AI y precursor de ChatGPT dijo que sentía «un poco de miedo» ante la velocidad de desarrollo de la IA, el resto del sector ha tenido que pedir públicamente una pausa para establecer sistemas de seguridad ante un «cambio profundo en la historia de la Tierra».
Hay motivos para estar a favor de la IA, de su desarrollo e implantación en la sociedad.
Automatización
La mecanización de tareas es algo tan antiguo como la producción en cadena. Ahora llega el turno de pasar tareas rutinarias y repetitivas a la inteligencia artificial sin que exista la intervención del ser humano.
Creatividad
Al hilo de la automatización debe llegar la capacidad del hombre para dedicar más tiempo a fomentar la inventiva para innovar en cualquier sector.
Error humano
El factor humano al que se asocian muchos errores podría desaparecer gracias a la capacidad de las máquinas con IA de hacer tareas con total precisión. También podría detectar defectos de la mano del hombre y corregirlos.
Predicción
Una inteligencia artificial con miles de millones de datos sobre el entorno en el que trabaja podría mantener las máquinas en un estado óptimo al ser capaz de predecir problemas y revisiones. También sería capaz de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores humanos.
Toma de decisiones
En este caso, la inteligencia artificial ayudará a los responsables de las empresas a tomar decisiones con más datos para que éstas sean más eficientes y se puedan adoptar en el menor tiempo posible.
Sin embargo, la inteligencia artificial también tiene efectos negativos que, en su mayoría, los produce el ser humano con un uso poco ético.
Ética y moral
Es la desventaja más importante. Iniciados como Musk, Wozniak o Harari han alzado la voz para pedir regulaciones porque temen que la inteligencia artificial caiga en manos equivocadas y se use con fines que pondrían en riesgo a la humanidad o, simplemente, que se utilice para el engaño en un trabajo que debería ser realizado por una persona.
Sin profesionales
La inteligencia artificial podrá reducir notablemente en número de profesionales dedicados a campos como el de la traducción, la escritura o la programación, pero no implica un retroceso. La IA necesita de mano de obra humana que mejore sus capacidades y tengan perfiles adaptados a esta nueva forma de trabajo.
Analógico
La inteligencia artificial puede suponer un gran avance para todas aquellas empresas o sectores que hayan dado un salto tecnológico y tengan capacidad para alimentar a sus máquinas. El problema será las que no hayan tenido la oportunidad y vean como la brecha con el resto se agranda de manera exponencial.
Costes
El punto anterior deriva en que las empresas que quieran dar el salto a modelos con inteligencia artificial tendrán que invertir mucho dinero en desarrollar esta tecnología. Las máquinas, sus costes y la reparación pueden suponer una desventaja importante.
Adaptación
Una de las ventajas de la inteligencia artificial es la de facilitar la toma de decisiones al manejar muchas más variables que el ser humano. El problema llega cuando tiene que aconsejar en entornos variables o situaciones de crisis que no ha sumado a su base de datos, por lo que puede llevar a empeorar las situaciones con sus consejos fuera del foco de la actualidad.